La actual Basílica de San Pedro en Roma fue consagrada por el Papa
Urbano Octavo el 18 de noviembre de 1626, aniversario de la consagración
de la Basílica antigua.
Su construcción llevó 170 años, bajo la
dirección de 20 Sumos Pontífices. Está construida en la colina llamada
Vaticano, sobre la tumba de San Pedro.
En el Vaticano fue
martirizado San Pedro (crucificándolo cabeza abajo) y ahí mismo fue
sepultado. Sobre su sepulcro hizo construir el emperador Constantino una
Basílica, en el año 323, y esa magnífica iglesia permaneció sin cambios
durante dos siglos. Junto a ella fueron construyéndose varios edificios
que pertenecían a los Sumos Pontífices.
Cuando los Sumos
Pontífices volvieron del destierro de Avignon el Papa empezó a vivir en
el Vaticano, junto a la Basílica de San Pedro (hasta entonces los
Pontífices habían vivido en el Palacio, junto a la Basílica de Letrán) y
desde entonces la Basílica de San Pedro ha sido siempre el templo más
famoso del mundo.
La Basílica de San Pedro mide 212 metros de
largo, 140 de ancho, y 133 metros de altura en su cúpula. Ocupa 15,000
metros cuadrados. No hay otro templo en el mundo que le iguale en
extensión.
La construcción la empezó el Papa Nicolás V en 1454, y
la terminó y consagró el Papa Urbano VIII en 1626 (170 años
construyéndola). Trabajaron en ella los más famosos artistas como
Bramante, Rafael, Miguel Angel y Bernini.
Hoy recordamos también
la consagración de la Basílica de San Pablo, que está al otro lado de
Roma, a 11 kilómetros de San Pedro, en un sitio llamado "Las tres
fontanas", porque la tradición cuenta que allí le fue cortada la cabeza a
San Pablo y que al cortársela cayó al suelo y dio tres golpes y en cada
golpe salió una fuente de agua (y allí están las tales tres fontantas).
La
antigua Basílica de San Pablo la habían construido el Papa San León
Magno y el emperador Teodosio, pero en 1823 fue destruida por un
incendio, y entonces, con limosnas que los católicos enviaron desde
todos los países del mundo se construyó la nueva, sobre el modelo de la
antigua, pero más grande y más hermosa, la cual fue consagrada por el
Papa Pío Nono en 1854. En los trabajos de reconstrucción se encontró un
sepulcro sumamente antiguo (de antes del siglo IV) con esta inscripción:
"A San Pablo, Apóstol y Mártir".
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