El 4° pontífice de la Iglesia, Clemente I, nació en el monte Celio y
estaba emparentado con los emperadores romanos. Gobernó a la Iglesia
desde el año 93 hasta el 101.
Fue discípulo de San Pedro, y San Pablo lo menciona en la carta a los Filipenses.
Es uno de los llamados Padres Apostólicos.
Su
carta a los Corintios es una de las joyas literarias de su tiempo. En
esa carta da muy hermosos consejos, y recomienda obedecer siempre al
Pontífice de Roma. Entre otras cosas dice: "el que se conserva puro no
se enorgullezca por ello, porque la pureza es un regalo gratuito de Dios
y no una conquista.
Siendo papa escribió las Actas de los Mártires
Murió
ahogado por orden del emperador, en el Quersoneso, el año 97. Las
autoridades le exigieron que adorara a Júpiter. Él dijo que no adoraba
sino al verdadero Dios. Entonces fue arrojado al mar, y para que los
cristianos no pudieran venerar su cadáver, le fue atado al cuello un
hierro pesadísimo. Pero una gran ola devolvió su cadáver a la orilla.
Su cuerpo se venera en una bella basílica de Roma.
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