Confío en Ti, porque eres completamente de fiar. Eres la misericordia
sin orillas ni fronteras. Misericordia que ha perdonado, perdona y
seguirá perdonando.
Cuanto necesito de esa misericordia y bondad,
yo que soy tan pecador. Espero en Ti porque eres la misericordia
infinita. Si yo supiera, si yo creyera que tu bondad y misericordia no
tienen medida, me sentiría para siempre seguro y tranquilo. Si eres la
misericordia infinita, haz que sea también infinita mi confianza.
Todo
lo perdonas, aun los más horrendos pecados, si hay un poco de
arrepentimiento y humildad. No cabe desesperanza en el corazón de los
más grandes pecadores. El perdón de Dios siempre es mayor.
Espero
en Ti porque eres fiel a tus promesas. Tú cumples siempre. El hombre
casi nunca. Por eso tengo la certeza de tus promesas. Un día las
disfrutaré de seguro. Mientras alimento mi esperanza.
La
confianza tan necesaria...Las penas son grandes a veces y la esperanza
no alcanza. Él nos ha dicho: Confiad totalmente en Mí. Nuestra mente nos
dice: No saldrás del hoyo. Así piensan los que se suicidan.
Jesús
dice: No os preocupéis... Nuestro refrigerador vacío, la tarjeta
vencida, los pagos de la casa sin hacer, la falta de trabajo, no
tienes remedio...
La mente y los ojos ven, constatan y deciden en
consecuencia. No hay remedio. La fe no constata, se fía de un ser
omnipotente e infinitamente misericordioso y elige confiar a pesar de
todas las evidencias.
Realmente para Dios el resolver mis
problemas es de risa. No le cuesta nada, nada. Y pensar que sólo depende
de que yo haga un acto de fe y confianza. Jesús en Ti confío.
Todo lo obtendréis... Reto a cada uno de mis lectores a que tengan esta clase de fe que mueve montañas. La fe mueve
montañas, sí, pero solo las que uno se atreve a mover.
Les decía que
para los que no tienen trabajo, y sí muchas deudas empiecen a dar algo
de lo que todavía tienen, que pidan por los más necesitados que ellos. Y
se llevarán la gran sorpresa, Pero esto sólo lo harán los que tienen
confianza en Dios.
Problemas de un esposo, hijo o hija que está
tercamente alejado de Dios...Oren con confianza inquebrantable de que
Dios les concederá la gracia pedida. Pero deben superar la gran prueba:
el no ver resultados durante un tiempo o incluso el ver que la situación
empeora. Confiar significa continuar orando con la misma seguridad. Y
el milagro llegará. Ha llegado ya para muchos y muchas que han orado con
esa confianza.
En el evangelio no hay ni un caso de enfermedad o
necesidad que no haya sido atendido cuando Cristo encontró una fe como
ésa. La siro fenicia, el
Centurión y su siervo, la hemorroísa, el leproso...
Problemas
duros: Mi hijo está en la cárcel, estoy en quiebra económica, mi
matrimonio anda naufragando...alguien de mi familia se fue a otra
religión, o anda muy alejado de Dios... Esas personas tienen un reto
magnífico, valiente: La confianza mayor que el problema.
La
misma confianza que tienes en Dios, tenla en María Santísima. "Si
vosotros que sois malos dais buenas cosas a vuestros hijos.. cuanto más
vuestro padre celestial..."
¿Crees que Ella no puede, crees que Ella
no quiere? El amor que Ella te tiene es como para darte todas las cosas
del mundo, con más razón la pequeña cosa que le pides. Problema de
confianza, siempre es problema de confianza.
¿Cómo se adquiere la confianza?
Pidiéndosela
a Dios y a María
Santísima y ejercitándola en pequeños y repetidos actos de confianza.
Confío en que me ayudarás a tener hoy qué comer, cómo pagar mis
deudas, como conseguir trabajo, cómo lograr que mi hijo o hija regrese
al buen camino...
Hay, además, una fórmula secreta para obtener
cosas que uno necesita: y consiste en dar. Parece contradictoria pues,
si no tengo, qué voy a dar. Siempre el más pobre puede dar algo de lo
que tiene. Al dar algo parece empobrecerse de momento, pero hay una ley
que se cumple siempre: el que da, recibe. Claro, al que no está
acostumbrado a ese modo de proceder o no lo ha experimentado, le cuesta
creerlo. Pero yo le reto a que haga la prueba.
Muchos y muchas de
ustedes han dado un ejemplo de esto: comprometerse con una ofrenda de
amor mensual sin saber si van tener. Pueden estar seguros que se
cumplirá lo del profeta Elías con la viuda de
Sarepta: No faltará la harina ni el aceite en tu casa hasta que Dios
mande la lluvia del cielo...Y así sucedió. Los que han hecho
anteriormente la experiencia, lo saben.
Dejo en tus manos, Señor,
mi vida entera: Mi pasado, mi presente y mi futuro. También el día de
mi muerte. Yo no sé cuándo será ni cómo pero no importa. Me importa que
lo sepan las dos personas que más me aman en este mundo, Tú y tu Madre
santísima que es también mía. Por eso no tengo miedo a la muerte.
( P. Mariano de Blas LC)
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