Santa Águeda de Catania fue una virgen y mártir según la tradición cristiana.
Fue una joven siciliana de una familia distinguida y de singular
belleza que vivió en el siglo III. El senador Quintianus intentó
poseerla aprovechando las persecuciones que el emperador Decio realizó
contra los cristianos. El Senador fue rechazado por la joven que ya se
había comprometido con Jesucristo. Quintianus intentó con ayuda de una
mala mujer, Afrodisia, convencer a la joven Águeda, pero esta no cedió.
El Senador enfurecido, ordenó que torturaran a la joven y que le
cortarán los senos. La respuesta de la luego Santa fue "Cruel tirano,
¿no te da vergüenza torturar en una mujer el mismo seno con el que de
niño te alimentaste?". Aunque en una visión vio a San Pedro y este curó
sus heridas, siguió siendo torturada y fue arrojada sobre carbones al
rojo vivo en la ciudad de Catania, Sicilia (Italia). Además se dice que
lanzó un gran grito de alegría al expirar, dando gracias a Dios.
Según cuentan el volcán Etna hizo erupción un año después de la muerte
de la Santa en el 250 y los pobladores de Catania pidieron su
intervención logrando detener la lava a las puertas de la ciudad.
Es patrona de Catania (Italia) y Malta, de las enfermeras, pastoras,
tejedores, mineros, trabajadores de hornos, orfebres, campaneros,
cristaleros, protectora contra el hambre, la infecundidad, las
enfermedades de las mamas, fiebres, para pedir por el mal tiempo, los
terremotos y desastres naturales, y especialmente contra la erupción del
Etna.
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