“El
perdón nos tiene que llevar a la reconciliación, pero también es
necesario tener misericordia con nuestros hermanos. No basta pedir
perdón, sino que también hay que tener una cierta modificación, o un
reconocimiento, de las cosas que uno ha hecho mal, o dejado de hacer, o
hecho daño alguno de forma intencionada.
El arrepentimiento es una condición fundamental apoyada en el reconocimiento. Quien
reconoce puede arrepentirse. Quien no reconoce, no se arrepiente. Es
claro llamar las cosas por su nombre. Pero veamos también que Dios nos
perdona y nosotros tenemos que perdonar a los demás.
Si Dios nos
perdona ¿por qué nosotros no perdonamos a los demás? ¡No se puede vivir
una vida humana sin reconciliación! ¡No se puede vivir una vida humana
sin perdón!.
Es cierto que muchos nos han lastimado, pero no menos
cierto es que también nosotros hemos lastimado a los demás, por lo tanto
serán distintos tiempos, distintas manifestaciones, distintas maneras,
pero cada uno tiene algo de qué pedir perdón y cada uno tiene algo que
perdonar."
(Mons. Rubén Oscar Frassia, Obispo de Avellaneda-Lanús)
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