"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Lc 6, 12-19
Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración
con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce
de ellos, a los que dio el nombre de apóstoles: Simón, a quien puso el
sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe,
Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el
Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar con ellos, se detuvo en la llanura. Estaban allí muchos de sus
discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de
Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y
hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por
espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo,
porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
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