"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Jn 2, 1-11
Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba
allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba
vino, la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino". Jesús le respondió:
"Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía".
Pero su madre dijo a los sirvientes: "Hagan todo lo que él les diga".
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación
de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a
los sirvientes: "Llenen de agua estas tinajas". Y las llenaron hasta el
borde. "Saquen ahora ?agregó Jesús? y lleven al encargado del banquete".
Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y, como
ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el
agua, llamó al novio y le dijo: "Siempre se sirve primero el buen vino,
y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en
cambio, has guardado el buen vino hasta este momento". Éste fue el
primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así
manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
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