Virgen
María, Madre mía,
me
consagro a Ti
y confío
en tus manos toda mi existencia.
Con esta
total consagración
te
confío cuanto tengo y cuanto soy,
todo lo
que he recibido de Dios.
Te
confío mi inteligencia, mi voluntad, mi corazón.
deposito
en tus manos mi libertad,
mis
ansias y mis temores;
mis
esperanzas y mis deseos,
mis
tristezas y mis alegrías.
Custodia
mi vida y todos mis actos
para que
le sea mas fiel al Señor.
Te
confío mi entusiasmo y el ardor de mi juventud.
Te
confío mi capacidad y deseos de amar.
Con esta
consagración me comprometo a imitar tu vida.
¡Oh
María! Soberana de mi vida y de mi conducta,
dispón
de mí y de todo lo que me pertenece
para que
camine siempre junto al Señor.
¡Oh
María! Soy todo tuyo, ahora y siempre.
Amén.
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