SAN JOSAFAT KUNSEVICH (1580-1623) nació en Wolodymyr in Volynia, en
Ucrania, en el seno de una familia rutena de cristianos ortodoxos.
Siendo muchacho, San Josafat fue enviado por su padre a que aprendiera
el oficio de comerciante, y así fue como entró en calidad de aprendiz
en un establecimiento de la ciudad de Vilna, capital de la actual
Lituania.
Al poco tiempo, sin embargo, el joven Kunsevich se dio cuenta de que
eso no era para él, pues se pasaba todo el tiempo leyendo vidas de
santos y otras obras piadosas. Finalmente renunció, decidió a
convertirse en monje.
Se acercó entonces al monasterio de la Santísima Trinidad en Vilna, que
seguía la regla de San Basilio, y ahí adoptó el nombre Josafat.
En aquella época, Lituania estaba gobernada por el rey Segismundo III
de Polonia, país tradicionalmente católico, pero mucha de la población
rutena seguía la tradición rusa, que era cristina ortodoxa.
Existía también una vertiente que propugnaba por una unión entre la
Iglesia griega y la Iglesia latina, y esta fue la postura que defendió
San Josafat Kunsevich.
En el monasterio basiliano, San Josafat fue monje, prior y abad, y
finalmente en 1618 llegó a ser arzobipo de Polock, la actual Polazk, en
Bielorrusia.
Con este cargo, emprendió una serie de reformas a las costumbres
monásticas de la región, y logró un gran número de conversiones entre
la gente.
A pesar de la buena voluntad de San Josafat, había mucha gente
contraria a sus ideas. Y durante un periodo de turbulencias políticas,
en el transcurso de una visita pastoral a Vitesbk, en la actual
Bielorrusia, fue asesinado con armas blancas por un grupo de fanáticos
ortodoxos que arrojaron su cadáver al río Duna.
En 1867, San Josafat Kunsevich fue canonizado por el papa Pío IX. Se le
recuerda como símbolo doliente de la lucha entre cristianos ortodoxos y
unionistas afines a Roma.
SAN JOSAFAT KUNSEVICH nos enseña que la lucha por la paz con frecuencia despierta enemistades.
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