Hoy, 10 de noviembre, conmemoramos a San LEÓN I MAGNO, 45º Papa, Doctor de la Iglesia.
SAN LEÓN I MAGNO (¿400?-461) nació en la región de la Toscana, en Italia, en épocas sumamente difíciles para la Iglesia.
Antes
de ocupar la Silla de San Pedro, San León Magno ocupó puestos
importantes en la organización de la Iglesia. Fue nombrado archidiácono
en 430, y fue consejero del papa San Celestino I, y luego del papa San
Sixto III.
Por su probidad, en 440 San León fue enviado a la
Galia, la actual Francia, a resolver como intermediario una querella
política. Ya cumplida su misión, se enteró de la muerte del papa Sixto, y
de que él había sido nombrado sucesor suyo.
San León Magno fue
un papa enérgico, cuya misión principal fue fortalecer la unidad de la
Iglesia. Combatió a diversas herejías, y en 451 convocó al Concilio de
Calcedonia, donde se reafirmó la doble naturaleza de Cristo.
Al
año siguiente, los hunos, un sanguinario grupo bárbaro, al mando de su
legendario líder Atila, penetró a Italia por el norte. Las autoridades
civiles huyeron aterradas, pero San León se dirigió él solo a enfrentar
al caudillo bárbaro.
Se ignora el contenido y las formas que tuvo
el encuentro entre el papa y el más cruel de los jefes bárbaros, pero
el resultado fue que San León convenció a Atila de que abandonara
Italia, aunque a cambio de un cuantioso tributo.
Del mismo modo,
cuando en 455 los vándalos, que habían avanzado por el norte de África,
cruzaron a Italia e invadieron Roma, San León Magno se enfrentó
igualmente a Genserico, el jefe vándalo.
En esta ocasión San León
no pudo impedir el saqueo y el vandalismo; pero lo que sí logró evitar
que los habitantes fueran masacrados y la ciudad incendiada.
A
pesar de que son escasas las noticias sobre su vida personal, se
conservan 173 cartas y 96 sermones de su autoría, en los que en general
enfatiza la supremacía del obispado de Roma.
Según una tradición,
San León falleció durante la pausa de un Concilio, luego de 21 años de
un pontificado que dejó marca en la historia de la Iglesia. Sus restos
mortales reposan en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.
En
1754, el papa Benedicto XIV nombró a San León Doctor de la Iglesia. El
apelativo Magno lo merece por su energía para reforzar la unión y la
influencia de la Iglesia en contra de sus enemigos.
SAN LEÓN MAGNO nos enseña el valor del liderazgo y la determinación.
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