SAN MARTÍN de PORRES (1579-1639) nació en Lima, Perú, hijo de un aristócrata español y de una esclava africana.
La
infancia de San Martín de Porres estuvo marcada por las tribulaciones
de no haber sido reconocido por su padre, y de haber sido mulato en una
época profundamente racista.
De joven, Martín aprendió los
oficios de boticario y de barbero, lo que denota su temprana pasión por
la medicina y su vocación por sanar a la gente.
En 1594, el
destacado dominico Fray Juan de Lorenzana lo invita a ingresar a la
orden de Santo Domingo, que recién había abierto su primer monasterio en
el Perú.
De este modo, San Martín ingresa en calidad de
“donado”, ocupándose de trabajos de servidumbre por ser negro y
bastardo, además de que el sacerdocio estaba prohibido para alguien de
su condición.
Por su caridad y su humildad, San Martín de Porres
fue finalmente admitido como hermano en 1603, y a partir de entonces fue
creciendo su fama de curador de enfermos.
Cuando la ciudad de
Lima fue asolada por la peste, se dice que él solo salvó de la muerte a
sesenta de sus hermanos. Además, curaba siempre a todos los desvalidos
que acudían a buscarlo.
Más adelante, San Martín de Porres fundó
el Asilo y Escuela de Santa Cruz, para la instrucción de niños
desvalidos provenientes de familias negras, indígenas y de gente
rústica, además de que recogía a los vagos y malvivientes para ayudarlos
a salir de su situación.
La caridad de San Martín de Porres se
proyectaba también hacia los animales heridos y hambrientos, a los que
atendía con igual celo religioso.
La fama de santidad de San
Martín de Porres hizo que fuera solicitado por personas de todos los
estratos sociales, y él nunca se negó a ayudar al prójimo, sin importar
quién fuera. Igualmente, se le atribuyen varios milagros en vida.
Acaso
por el color de su piel, San Martín de Porres fue canonizado hasta
1962, por el papa Juan XXIII. Es el santo patrono de la Paz Universal,
así como de los animales domésticos. Iconográficamente se le representa
con una escoba, símbolo de su humildad ejemplar.
SAN MARTÍN DE PORRES nos enseña que Dios no hace distinciones por el color de la piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario