Hacía 60 años que los papas vivían en Avignón, Francia, cuando fue
elegido Pontífice un benedictino que gobernó la Iglesia con el nombre de
Urbano V.
La permanencia del papa fuera de Roma fue funesta para
la Iglesia. Urbano quiso terminar con ese destierro y puso al frente de
los Estados Pontificios al cardenal español Albornoz que redujo con las
armas a los tiranos de los reinos de Italia.
Vuelto a Roma, Urbano restauró la Urbe en ruinas, reformó el clero y envió misioneros a remotos lugares del mundo.
Logró
que los orientales volvieran al seno de la Iglesia Católica y comenzó
una cruzada contra los turcos que invadían las naciones cristianas.
Muerto Albornoz, nuevos tiranos se apoderaron del país y Urbano, por no derramar sangre, volvió a Avignón.
Murió el 19 de diciembre de 1370.
No hay comentarios:
Publicar un comentario