"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Mc 1, 29-39
Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de
Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. Él se
acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más
fiebre y se puso a servirlos. Al atardecer, después de ponerse el sol,
le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la ciudad entera se
reunió delante de la puerta. Jesús sanó a muchos enfermos, que sufrían
de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los
dejaba hablar, porque sabían quién era él. Por la mañana, antes que
amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí
estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo
encontraron, le dijeron: "Todos te andan buscando". Él les respondió:
"Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas,
porque para eso he salido". Y fue por toda la Galilea, predicando en las
sinagogas de ellos y expulsando demonios.
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