San Basilio se consagró al servicio como Arzobispo de Cesarea, Doctor
de la Iglesia y Patriarca de los Monjes de Oriente. Nació en Cesarea en
el año 329. Entre sus nueve hermanos figuraron : San Gregorio de Nissa,
Santa Macrina la joven y San Pedro de Sevaste. Su padre era San Basilio
el viejo, y su madre, Santa Emelia. Inició su educación en
Constantinopla y la completó en Atenas. Allá tuvo como compañero de
estudio a San Gregorio Nazianceno, quien se convirtió en su amigo
inseparable. Cuando Basilio recibió el bautismo, tomó la determinación
de servir a Dios dentro de la pobreza evangélica.
Comenzó
por visitar los monasterios de Egipto, Palestina Siria y Mesopotamia,
con el propósito de observar y estudiar la vida religiosa. Se estableció
en un paraje agreste en la región del Ponto, separado de Annesi, por el
río Iris. En aquel retiro solitario se entregó a la plegaria y al
estudio. Formó el primer monasterio que hubo en Asia Menor, organizó la
existencia de los religiosos y enunció los principios que se conservaron
a través de los siglos y hasta el presente gobiernan la vida de los
monjes en la Iglesia de oriente. San Basilio practicó la vida monástica
propiamente dicha durante cinco años solamente, pero en la historia del
monaquismo cristiano tiene tanta importancia como el propio San Benito.
Por
aquella época, la herejía arriana estaba en su apogeo y los emperadores
herejes perseguían a los ortodoxos. En el año de 363, Basilio fue
ordenado diácono y sacerdote en Cesarea, pero para evitar generar
ciertos conflictos con el arzobispo Eusebio, decidió retirarse
calladamente al Ponto. Sin embargo, Cesarea lo necesitaba y lo reclamó.
Dos años más tarde, San Gregorio Nazianceno, en nombre de la ortodoxia,
sacó a Basilio de su retiro para que le ayudase en la defensa de la fe,
del clero y de la Iglesia. En el año de 370, año en que murió Eusebio,
Basilio fue elegido para ocupar la sede arzobispal vacante. Tiempo
después, la muerte de San Anastasio dejó a Basilio como único paladín de
la ortodoxia en el oriente, y éste luchó para fortalecer y unificar a
todos los católicos que, sofocados por la tiranía arriana y
descompuestos por los cismas y las disenciones entre sí, parecían
extinguirse. El santo murió el 1 de enero de 379, a la edad de 49 años.
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