Nació en Toledo , en 606.
De niño fue confiado a su tío San
Eugenio III, arzobispo de Toledo. Más adelante continúa sus estudios con
San Isidoro de Sevilla en esa ciudad, siendo un alumno muy aventajado
en filosofía y humanidades.
A su regreso sintió el impulso de
retirarse al monasterio de Agalia a un encierro. Su padre se opuso
terminantemente e invadió la abadía, obligando a Ildefonso a salir
huyendo. Finalmente su madre intercedió, y él pudo dedicarse
tranquilamente al estudio y a la oración.
Fue un importante
abogado del culto mariano. Se dice que la propia Virgen María se le
apareció para agradecerle su labor, y que le obsequió una túnica en
calidad de símbolo.
A la muerte de San Eugenio en 659, San
Ildefonso fue nombrado Arzobispo de Toledo con aclamación popular. Murió
en 669. Sus restos se conservan en la catedral de Zamora.
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