El culto a María, como "Madre de Dios", es el culto mariano más antiguo y universal.
El
concilio de Efeso, en el año 431, al condenar los errores de Nestorio,
declaró dogma de fe que la Virgen María es Madre de Dios, pues su hijo,
Jesús, es Dios.
En 1969, después de la reforma litúrgica
del Concilio Vaticano II, la Iglesia instituyó esta fiesta y le asignó
el primer día del año para su celebración, reemplazando así a la antigua
fiesta de la Circuncisión del Señor, que no tenía una relevante
significación entre los cristianos.
De esta manera, esta
Fiesta Mariana encuentra un marco litúrgico más adecuado en el tiempo de
la Navidad del Señor; y al mismo tiempo, todos los católicos empezamos
el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María.
El
título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen
María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y
privilegios que Ella tiene.
"Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén"
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