Al
empezar esta Cuaresma, te pedimos, Señor, que nos des un verdadero
espíritu de conversión: así la austeridad de la penitencia de estos
días nos servirá de ayuda en nuestra lucha contra el espíritu del mal.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
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