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¿POR QUÉ SE DICE QUE LA CUARESMA ES UN "TIEMPO FUERTE" Y UN "TIEMPO PENITENCIAL?

Hoy comenzamos el tiempo santo de Cuaresma. La invitación a la oración, el ayuno y la limosna, que nos hará la liturgia del Miércoles de Ceniza, nos indica el camino a seguir en este tiempo particularmente fuerte del año litúrgico, en el que todos estamos llamados a la conversión, que nos prepara para celebrar el Misterio Pascual, centro de la fe y de la vida de la Iglesia. La participación en el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte, que actualizaremos litúrgicamente en la solemne Vigilia Pascual, exige un “pueblo bien dispuesto” (Lc 1,17), a través de la meditación más asidua de la Palabra de Dios, la penitencia, el dominio de nuestras pasiones y la práctica de la caridad.

La Cuaresma nos invita a mirar a nuestro alrededor y a sintonizar con las necesidades de quienes nos rodean, necesidades materiales ciertamente, pero también esas otras más profundas que nos llaman a ser generosos con nuestro afecto y nuestro tiempo. Si la nuestra es una mirada de amor, descubriremos también una sed honda, que hay en muchos hermanos nuestros, la sed de Dios y de Jesucristo. Este anhelo que existe en el corazón de los hombres debe movernos a compasión y movilizar también nuestro ardor apostólico, sabiendo, con la certeza que nos da la fe, que como ha escrito Benedicto XVI, “quien no da a Dios, en realidad, da demasiado poco”, pues como decía a menudo la Beata Teresa de Calcuta “la primera pobreza de los pueblos es no conocer a Cristo”.

(P.Erwin - Catholic.net)



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