"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Jn 10,1-10
Jesús dijo a los fariseos: "Les aseguro que el que no entra por la
puerta en el corral de ovejas, sino trepando por otro lado, es un ladrón
y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.
El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una
por nombre y las hace salir. Cuando ha sacado a todas las suyas, delante
de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a
un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz". Jesús les
hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería
decir. Entonces Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de
las ovejas. Todos aquéllos que han venido antes de mí son ladrones y
asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El
que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su
alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo
he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en abundancia.
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