Lo que más maravilla en la vida de Santa Catalina de Siena no es
tanto el papel insólito que desempeñó en la historia de su tiempo, sino
el modo exquisitamente femenino con que lo desempeñó. Al Papa, a quien
ella llamaba con el nombre de “dulce Cristo en la tierra”, le reprochaba
la poca valentía y lo invitaba a dejar Aviñón y regresar a Roma, con
palabras humanísimas como éstas: “¡Animo, virilmente, Padre! Que yo le
digo que no hay que temblar”. A un joven condenado a muerte y a quien
ella había acompañado hasta el patíbulo, le dijo en el último instante:
“¡a las bodas, dulce hermano mío! que pronto estarás en la vida
duradera”.
Pero la voz sumisa de la mujer cambiaba de tono
y se traducía frecuentemente en ese “yo quiero” que no admitía
tergiversaciones cuando entraba en juego el bien de la Iglesia y la
concordia de los ciudadanos.
Catalina nació en Siena
(Italia) el 25 de marzo de 1347 y era la vigésimo cuarta hija de
Santiago y Lapa Benincasa. A los siete años celebró su místico
matrimonio con Cristo. Esto no se debió a fantasías infantiles, sino que
era el Catalina de Siena, Santa comienzo de una extraordinaria
experiencia mística, como se pudo comprobar después . A los quince años
entró a la Tercera Orden de Santo Domingo, comenzando una vida de
penitencia muy rigurosa. Para vencer la repugnancia hacia un leproso
maloliente, se inclinó y le besó las llagas.
Como no sabía
leer ni escribir, comenzó a decir a varios amanuenses sus cartas,
afligidas y sabias, dirigidas a Papas, reyes, jefes y a humilde gente
del pueblo. Su valiente compromiso social y político suscitó no pocas
perplejidades entre sus mismos superiores y tuvo que presentarse ante el
capítulo general de los dominicos, que se celebró en Florencia en mayo
de 1377, para explicar su conducta.
En Siena, en el
recogimiento de su celda, dictó el “Diálogo sobre la Divina Providencia”
para tributar a Dios su último canto de amor. En los comienzos del gran
cisma aceptó el llamamiento de Urbano VI para que fuera a Roma. Aquí se
enfermó y murió rodeada de sus muchos discípulos a quienes recomendó
que se amaran unos a otros. Era el 29 de abril de 1380: hacía un mes que
había cumplido 33 años.
Fue canonizada el 29 de abril de
1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto con San Francisco de
Asís, y el 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la
Iglesia, y el 1 de Octubre de 1999 S.S. Juan Pablo II la declaró Patrona
de Europa.
Además Santa Catalina tiene los siguientes patronatos:
° contra los incendios;
° contra los males corporales;
° contra la enfermedad;
° contra los abortos involuntarios;
° contra las tentaciones;
° Allentown, Pennsylvania;
° para la prevención de incendios;
° de los bomberos;
° de las enfermeras;
° de las personas ridiculizadas por su piedad;
° de los enfermos.
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