Nació en 1865, en Loosdorf, Austria, aunque su familia pertenecía a la nobleza de Polonia.
Hija
del conde Antonio Ledóchowski y de su mujer, suiza de clase alta, la
infancia de la pequeña Julia María, destinada a convertirse en Santa
Úrsula, estuvo llena de religiosidad: su hermana María Teresa llegaría a
ser beatificada (por Paulo VI), y su hermano Vladimir sería general de
la orden jesuita.
Cuando ella tenía 8 años de edad, su
padre perdió la mayor parte de su fortuna debido a la crisis bancaria de
1873, por lo que la familia tuvo que mudarse a Polonia. El conde
falleció en 1885, y Julia quedó bajo la tutela de su tío, el cardenal
Lebo de Cracovia.
En esa ciudad ingresó al convento de las
Ursulinas, profesando en 1889 con el nombre de María Úrsula de Jesús;
ahí llegaría a ser superiora. Sin embargo, en 1907 se siente llamada a
una misión más elevada, al percatarse de cuánto estaba cambiando el
mundo; a la santa le preocupaban aspectos como acabar con la esclavitud y
tener un diálogo positivo con las Iglesias protestantes.
Ese
año se entrevista con el papa Pío X, proponiéndole una misión
evangelizadora en Rusia, en la región en donde la Iglesia era menos
aceptada. De este modo, en 1908 funda en San Petersburgo una rama de la
Orden, que llegaría a ser la Congregación de Hermanas Ursulinas del
Sagrado Corazón de Jesús Agonizante, o de las “Ursulinas Grises”; su
labor se centraba en proporcionar auxilio a los pobres, los enfermos,
los ancianos y los niños sin hogar.
Cuando estalló la
primera guerra mundial, en 1914, Santa Úrsula Ledóchowska tuvo que
exilarse en Suecia; ahí aprovecha para fundar escuelas en Suecia,
Dinamarca y Finlandia, y para publicar un catecismo en lengua
finlandesa.
Pasada la guerra, en 1920 regresó finalmente a
Polonia, donde las Ursulinas Grises se constituyeron de manera oficial
como entidad propia. En 1928 Santa Úrsula viajó a Roma, donde se había
ubicado la sede de su Orden; ahí, ante diversos personajes de estado se
manifestó por la independencia de Polonia.
En 1931 se
trasladó definitivamente a la Ciudad Eterna, donde murió ocho años
después. En la actualidad, las Ursulinas Grises llevan a cabo su labor
en Polonia, Italia, Francia, Alemania, Finlandia, Bielorrusia, Ucrania,
Canadá, Brasil, Argentina y Tanzania.
Juan Pablo II canonizó a Santa Úrsula Ledóchowska en 2003.
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