"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Jn 17, 20-26
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al
cielo, y oró diciendo: "Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino
también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean
uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno
en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado
la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno
?Yo en ellos y tú en mí? para que sean perfectamente uno y el mundo
conozca que tú me has enviado, y que los has amado a ellos como me
amaste a mí. Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde
yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me
amabas antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha
conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste.
Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el
amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos".
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