Señor Dios, rey de cielos y tierra,
dirige y santifica en este día nuestros cuerpos y nuestros corazones, nuestros
sentidos, palabras y acciones, según tu ley y tus mandatos; para que, con tu
auxilio, alcancemos la salvación ahora y por siempre. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos.
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