Nació en 1195 enLisboa, en el seno de una acaudalada familia de la nobleza portuguesa.
San
Antonio de Padua vino al mundo con el nombre de Fernando Martim de
Bulhões e Taveira Azevedo. Sus padres querían que administrara la
hacienda de la familia, pero desde muy joven él decidió hacer voto de
pobreza y dedicarse a la vida religiosa.
A los quince años
entró como novicio al monasterio agustino de San Vicente, en Lisboa, y
más tarde estudió en Coimbra; se ordenó como sacerdote en 1220.
Por
esa época llegaron a Portugal los restos mortales de los cinco mártires
franciscanos que habían ido a Marruecos a predicar, y que habían sido
martirizados en ese país norteafricano. Fernando vio los cuerpos
decapitados, y eso le hizo decidir a ingresar con los Menores
Franciscanos y dirigirse también a Marruecos. Fue entonces que cambió su
nombre por el de Antonio.
En efecto fue a ese país, pero
tuvo que regresar a causa de una enfermedad. Una tormenta desvió su
barco hasta Sicilia. Ahí permaneció con los franciscanos de la ciudad de
Mesina, y el prior lo invitó a Asís a participar en el Capítulo General
de la orden.
Fue en Asís donde se reveló su vocación como
orador; también en ese lugar le correspondió estar cerca, aunque
brevemente, del propio San Francisco.
De 1222 a 1224, el
provincial de la Romaña lo envió a Rímini y a Milán a predicar en contra
de las herjías cátara y albingense; misión para la cual su pobreza
franciscana le aportaba fuerza de convencimiento.
La
leyenda cuenta que en Rímini, en una prédica junto a un río, ninguno de
los habitantes quería prestarle atención, pero sucedió entonces que
todos los peces del río sacaron las cabezas del agua para escuchar a San
Antonio.
Del norte de Italia pasó al sur de Francia,
donde la fuerza de sus palabras tuvieron asimismo un gran poder de
convencimiento. Finalmente, en 1227 regresó a la Emilia Romaña, donde la
sede franciscana se asentaba en Padua.
Ahí recibió el
nombramiento de Lector en Teología, para los Hermanos Menores de la
orden, en la Universidad de Bolonia. Permaneció tres años impartiendo su
cátedra, pero en 1230 decidió regresar a la vida de predicador.
Su
éxito en Padua en 1231 había sido sensacional, y las iglesias no se
daban abasto para recibir a tanta gente que quería escucharle.
Encontrábase San Antonio en un sitio llamado Camposampiero, cuando de
pronto se sintió enfermo y pidió regresar a Padua. Sin embargo, falleció
antes de llegar, en el convento de monjas de Arcella.
San
Antonio de Padua es uno de los santos más conocidos y más queridos de
la grey católica, y su culto se ha extendido por toda la cristiandad. Su
fiesta se celebra con especial fasto en Lisboa.
Apenas
once meses después de su muerte, en el más breve proceso de canonización
efectuado hasta entonces, su santidad fue reconocida por el papa
Gregorio IX. En 1946, el papa Pío XII lo nombró Doctor de la Iglesia,
con el apelativo Doctor Evangelicus.
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