"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Mt 17, 14-20
Un hombre se acercó a Jesús y, cayendo de rodillas, le dijo: "Señor, ten
piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae
en el fuego y también en el agua. Yo lo llevé a tus discípulos, pero no
lo pudieron sanar". Jesús respondió: "¡Generación incrédula y perversa!
¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos?
Tráiganmelo aquí". Jesús increpó al demonio, y éste salió del niño, que
desde aquel momento, quedó sano. Los discípulos se acercaron entonces a
Jesús y le preguntaron en privado: "¿Por qué nosotros no pudimos
expulsarlo?". "Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que
si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña:
'Trasládate de aquí a allá', y la montaña se trasladaría; y nada sería
imposible para ustedes".
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