"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Mt 23, 13-22
Jesús habló diciendo: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas,
que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni
dejan entrar a los que quisieran. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos
hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y
cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno del infierno que
ustedes! ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que dicen: "Si se jura por el
santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del
santuario, entonces sí que vale"! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más
importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro? Ustedes dicen
también: "Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si
se jura por la ofrenda que está sobre el altar". ¡Ciegos! ¿Qué es más
importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda? Ahora
bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre
él. Jurar por el santuario, es jurar por él y por Aquel que lo habita.
Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por Aquel que está
sentado en él.
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