Nuestra vida hay que cimentarla sobre roca, como nos enseña Jesús en el
Evangelio, de forma que cuando pasen tormentas y lluvias, no se
derrumbe.
Para tener una vida cimentada sobre roca, se necesitan
sólidas bases, esas bases se construyen paso a paso y con mucho
esfuerzo. Construir la vida con valores, principios, convicciones,
buenas decisiones, es construir en roca y eso traerá como resultado una
vida estable y duradera, así como las estrellas. Ese es mi deseo para ti
con esta reflexión.
Hay personas estrellas.
Hay personas cometas.
Los cometas pasan, apenas son recordados por las fechas que pasan y vuelven. Las estrellas permanecen.
Hay
mucha gente cometa, pasan por nuestra vida apenas por instantes; no
cautivan a nadie, y nadie los cautiva. Gente sin amigos, pasan por la
vida sin iluminar, sin calentar, sin marcar presencia. Así son muchos
artistas, brillan apenas
por instantes en los escenarios de la vida, y con la misma rapidez que
aparecen, desaparecen. Así son muchos reyes y reinas: de naciones, de
clubes deportivos o concursos de belleza. Así mismo son hombres y
mujeres que se enamoran y se dejan enamorar con la mayor facilidad.
Así son personas que viven en una misma familia y pasan por el otro sin ser presencia, sin existir.
Lo importante es ser estrella. Hacer sentir nuestra presencia. Ser "luz", "calor", "vida".
Los Amigos son estrellas. Los años pueden pasar, surgir distancias; pero en nuestros corazones quedan sus marcas.
Ser
cometa no es ser amigo, es ser compañero por instantes, explotar
sentimientos, aprovecharse de las personas y de las situaciones, es
hacer creer y hacer dudar al mismo tiempo. La soledad es el resultado de
una vida cometa. Nadie permanece, todos pasan y nosotros también
pasamos para ellos.
Es necesario crear un mundo de "estrellas",
verlas y sentirlas todos los días, poder contar con ellas todos los
días, todos los días ver su luz y sentir su calor. Así son los amigos,
"estrellas en nuestras
vidas", se puede contar con ellos, ellos son
refugio en los momentos de tensión, luz en los momentos obscuros, pan en
los momentos de debilidad, seguridad en los momentos de desánimo.
Al
mirar los cometas, es bueno no sentirnos como ellos, ni desear el
amarrarnos de su cola; al mirar los cometas, es bueno sentirse
"estrella"; dejar por sentada nuestra existencia, nuestra constante
presencia. Haber vivido y construido una historia personal.
Es
bueno sentir que hemos sido luz para muchos amigos, y que ellos nos han
iluminado a su vez. Es bueno sentir que hemos sido calor para muchos
corazones, y que esos corazones nos arroparon cuando el frío nos
castigó. Ser "estrella" en este mundo pasajero, en
este mundo lleno de personas cometas es un desafío, pero por encima de
todo, una recompensa. Es nacer y haber vivido, y no haber existido
apenas.
(P. Dennis Doren L.C.)
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