"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Lc 6, 6-11
Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un
hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y los
fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si sanaba en sábado,
porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo
sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: "Levántate
y quédate de pie delante de todos". Él se levantó y permaneció de pie.
Luego les dijo: "Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el
bien o el mal, salvar una vida o perderla?". Y dirigiendo una mirada a
todos, dijo al hombre: "Extiende tu mano". Él la extendió y su mano
quedó sana. Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver
qué podían hacer contra Jesús.
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