SAN VICENTE DE PAUL (1581-1660) nació en las cercanías de
Pouy, que desde el siglo XIX pasó a llamarse St-Vincent-de-Paul, en la
Gascuña, en el suroeste de Francia; falleció en París.
Hijo
de campesinos muy humildes, de niño San Vicente de Paul realizó todos
los trabajos propios de una granja; sin embargo, como era muy
despierto, su familia se preocupó por que pudiera ingresar al
seminario.
Así, San Vicente pudo estudiar teología en
Toulouse, y a la joven edad de 19 años se había ordenado ya sacerdote,
aunque carecía de lugar para oficiar.
Entró a trabajar
entonces en un internado en Toulouse, pero su salario era tan bajo que
vivió con penurias económicas y contrajo muchas deudas.
A
San Vicente le ocurrió que el barco en el que viajaba probablemente a
Roma fue asaltado y saqueado por piratas sarracenos; él fue aprehendido
y después vendido como esclavo en Túnez.
De estar al
servicio de un pescador y luego de un alquimista, San Vicente de Paul
pasó al servicio de un caballero musulmán que antiguamente había sido
fraile franciscano. San Vicente consiguió convencerlo de que regresara
al seno de la Iglesia, y junto con él escapó, cruzando el Mediterráneo
en un pequeño bote.
En 1608 San Vicente de Paul está de
regreso en París. Gracias al Oratorium, una fraternidad de sacerdotes,
consigue promoverse, y dos años más tarde es nombrado consejero
espiritual de la reina, Margarita de Valois.
Para 1613,
San Vicente entró en la casa de la importante familia Condi, en Lyon,
como preceptor de los niños y director espiritual de la familia.
Al
recorrer las extensas propiedades de los Condi, San Vicente de Paul
pudo conocer de primera mano las miserables condiciones en que vivían
la mayoría de los campesinos, y las deficiencias del clero que debía
atenderlos.
Recordando seguramente sus orígenes humildes,
San Vicente se propuso entonces dedicar su vida a evangelizar y ayudar
a la población campesina y a la gente más pobre. Con este propósito en
mente, San Vicente de Paul fue fundando poco a poco diversos
institutos enfocados en promover su obra de sencilla evangelización.
En
1617 fundó la Cofradía de las Damas de la Caridad, y en 1625 la
Congregación de la Misión, conocida también como de los Lazaristas,
puesto que su sede se encontraba cerca de la iglesia de St-Lazare, o
también como de los “Vicentinos”, por el nombre de su fundador. Su
propósito era la formación del clero.
Más tarde, en 1633,
en labor conjunta con Luisa de Marillac, estableció la Compañía de las
Hijas de la Caridad, llamadas también Damas Vicentinas. Esta Compañía
llegó a ser una de las más grandes en la historia de la Iglesia.
Por
sus numerosas obras y fundaciones para la protección de los más
menesterosos, fue uno de los principales protagonistas del renacimiento
católico en Francia en el siglo XVII.
San Vicente de
Paul fue canonizado en 1737 por el papa Clemente XII. En 1855, el papa
León XIII lo nombró “Patrono del Amor al Prójimo” y santo protector de
todos los institutos de caridad.
SAN VICENTE DE PAUL nos enseña el valor de la organización para realizar obras de ayuda al prójimo.
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