"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Lc 12, 1-7
En aquel tiempo, se reunieron miles de personas, hasta el punto de
atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a
sus discípulos: "Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la
hipocresía. No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto
que no deba ser conocido. Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la
oscuridad será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en
las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las
casas. A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el
cuerpo y después no pueden hacer nada más. Yo les indicaré a quién deben
temer: teman a aquél que, después de matar, tiene el poder de arrojar
al infierno. Sí, les repito, teman a ése. ¿No se venden acaso cinco
pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos.
Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más
que muchos pájaros".
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