"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Lc 12, 13-21
Uno de la multitud dijo a Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que
comparta conmigo la herencia". Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha
constituido juez o árbitro entre ustedes?". Después les dijo: "Cuídense
de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un
hombre no está asegurada por sus riquezas". Les dijo entonces una
parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y
se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi
cosecha'. Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros,
construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis
bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para
muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'. Pero Dios le dijo:
'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has
amontonado?'. Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y
no es rico a los ojos de Dios".
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