"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Mc 10, 2-16
Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le
plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su
mujer?". Él les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?".
Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y
separarse de ella". Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio
esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero
desde el principio de la creación, 'Dios los hizo varón y mujer'. 'Por
eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino
una sola carne'. De manera que ya no son dos, 'sino una sola carne'. Que
el hombre no separe lo que Dios ha unido". Cuando regresaron a la casa,
los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. Él les dijo: "El
que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra
aquélla; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro,
también comete adulterio". Le trajeron entonces a unos niños para que
los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se
enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo
impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les
aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará
en él". Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
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