"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Lc 15, 1-10
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo,
pero los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre
recibe a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo entonces esta
parábola: "Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las
noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido,
hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros,
lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y
les dice: 'Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había
perdido'. Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el
cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve
justos que no necesitan convertirse". Y les dijo también: "Si una mujer
tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la
casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra,
llama a sus amigas y vecinas, y les dice: 'Alégrense conmigo, porque
encontré la dracma que se me había perdido'. Les aseguro que, de la
misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se
convierte".
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