"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Lc 21, 20-28
Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida: Cuando vean a
Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima.
Los que estén en Judea que se refugien en las montañas; los que estén
dentro de la ciudad que se alejen; y los que estén en los campos que no
vuelvan a ella. Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que
está escrito deberá cumplirse. ¡Ay de las que estén embarazadas o tengan
niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y
la ira de Dios pesará sobre este pueblo. Caerán al filo de la espada,
serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada
por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su
cumplimiento. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y
en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del
mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante
la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se
conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube,
lleno de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo
y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.
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