"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Mc 12, 38-44
Jesús enseñaba a la multitud: "Cuídense de los escribas, a quienes les
gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y
ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que
devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Éstos
serán juzgados con más severidad". Jesús se sentó frente a la sala del
tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos
ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó
dos pequeñas monedas de cobre. Entonces él llamó a sus discípulos y les
dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de
los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de
su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir".
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