"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Lc 1, 39-45
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró
en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de
María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del
Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y
bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de
mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de
alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo
que te fue anunciado de parte del Señor".
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