"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Mt 7, 21. 24-27
Jesús dijo a sus discípulos: No son los que me dicen: "Señor, Señor",
los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la
voluntad de mi Padre que está en el cielo. Así, todo el que escucha las
palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a
un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias,
se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la
casa; pero ésta no se derrumbó, porque estaba construida sobre roca. Al
contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede
compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena.
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos
y sacudieron la casa: ésta se derrumbó, y su ruina fue grande.
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