"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Mc 3, 22-30
Los escribas que habían venido de Jerusalén decían acerca de Jesús:
"Está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios por el poder del
Príncipe de los demonios". Jesús los llamó y por medio de comparaciones
les explicó: "¿Cómo Satanás va a expulsar a Satanás? Un reino donde hay
luchas internas no puede subsistir. Y una familia dividida tampoco puede
subsistir. Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose contra sí
mismo, ya no puede subsistir, sino que ha llegado a su fin. Pero nadie
puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si
primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa. Les aseguro que todo
será perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia
que profieran. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá
perdón jamás: es culpable de pecado para siempre". Jesús dijo esto
porque ellos decían: "Está poseído por un espíritu impuro".
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