"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Jn 7, 40-53
Algunos de la multitud, que habían oído a Jesús, opinaban: "Éste es
verdaderamente el Profeta". Otros decían: "Éste es el Mesías". Pero
otros preguntaban: "¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice la
Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo
de donde era David?". Y por causa de él, se produjo una división entre
la gente. Algunos querían detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él.
Los guardias fueron a ver a los sumos sacerdotes y a los fariseos, y
éstos les preguntaron: "¿Por qué no lo trajeron?". Ellos respondieron:
"Nadie habló jamás como este hombre". Los fariseos respondieron:
"¿También ustedes se dejaron engañar? ¿Acaso alguno de los jefes o de
los fariseos ha creído en él? En cambio, esa gente que no conoce la Ley
está maldita". Nicodemo, uno de ellos, que había ido antes a ver a
Jesús, les dijo: "¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin
escucharlo antes para saber lo que hizo?". Le respondieron: "¿Tú también
eres galileo? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no surge
ningún profeta". Y cada uno regresó a su casa.
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