"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Lc 15, 1-3. 11b-32
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.
Pero los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre
recibe a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo entonces esta
parábola: "Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre:
'Padre, dame la parte de herencia que me corresponde'. Y el padre les
repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo
que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una
vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria
en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al
servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo
para cuidar cerdos. Él hubiera deseado calmar su hambre con las
bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces
recapacitó y dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en
abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a la
casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya
no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus
jornaleros'. Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando
todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente;
corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: 'Padre,
pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo'.
Pero el padre dijo a sus servidores: 'Traigan enseguida la mejor ropa y
vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan
el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo
estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado'. Y
comenzó la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya
cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y
llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso. Él le
respondió: 'Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero
engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo'. Él se enojó y no quiso
entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió:
'Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás ni una sola
de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con
mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber
gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero
engordado!'. Pero el padre le dijo: 'Hijo mío, tú estás siempre conmigo,
y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu
hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido
encontrado'".
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