"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Mt 18, 21-35
Se acercó Pedro y dijo a Jesús: "Señor, ¿cuántas veces tendré que
perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?".
Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta
veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que
quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le
presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el
rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que
tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies,
diciéndole: 'Dame un plazo y te pagaré todo'. El rey se compadeció, lo
dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró
a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del
cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'. El otro se
arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'.
Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara
lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se
apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le
dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías
también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de
ti?". E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que
pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con
ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".
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