SAN
JOSÉ nació probablemente en Belén, la ciudad de David, del que era
descendiente, aunque al inicio de la historia de los Evangelios San José
vivía en Nazaret.
San José
desempeñó un papel esencial en el plan reconciliador de Dios, al
encomendársele el privilegio y la gran responsabilidad de ser el padre
adoptivo del Niño Jesús y el custodio de la Sagrada Familia. Es el santo
más próximo a la Virgen María y a Jesús.
De acuerdo con los
Evangelios de San Marcos y de San Mateo, que son las escasas fuentes que
lo mencionan, San José ejercía el oficio de carpintero, y así es como
ha pasado a la tradición.
Cuando se realizó un censo de
población en la antigua Palestina, José acudió a Belén con su esposa
María, que estaba encinta. Ahí nace el Niño Jesús, y ahí recibe San
José, como cabeza de la familia, a los humildes pastores y a los
magnánimos reyes magos.
La persecución desatada por el rey
Herodes obliga a la Sagrada Familia a huir a Egipto. En todo momento,
los testimonios nos muestran a San José siempre a la altura de la
sagrada misión que Dios le asignó.
Pío IX lo declaró Patrono
Universal de la Iglesia en 1870, y Juan XXIII incluyó su nombre en la
celebración de la misa. San José es el santo patrono de los carpinteros y
de los padres de familia.
SAN JOSÉ nos enseña a aceptar con gusto las más altas responsabilidades que Dios nos encomienda.
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