Lc 13, 10-17
¿Por qué habrá estado así de encorvada ésta mujer
del evangelio? ¿Qué Habrá cargado sobre su espalda? ¿Qué peso le habrá
tocado llevar sobre sus hombros? Ni sabemos cuál era esa enfermedad; el
evangelio no nos dice nada. Lo que sí nos dice es que Jesús la vió y la
llamó, y fue Él el que le permitió mirar hacia adelante. Ella cargaba el
peso de una vida sin Dios, de una vida en la que la soledad
existencial, la llevaba a verse más aplastada por la realidad.
Vivir con la ausencia de Dios en nuestras vidas es lo pero que nos puede suceder.
Cada día nos encontramos más personas que habiendo abandonado a Dios en
sus vidas quedan aplastadas en sus corazones, sus vínculos humanos y su
forma de vivir.
La asusencia de Dios produce la ausencia de
perspectiva, de futuro. Por eso el Santo Padre, en su último viaje a
Alemania, propuso como lema: “Donde está Dios, hay futuro.”; porque en
el mundo actual, haber eclipasado a Dios de la vida humana, hace caer en
la angustia, hace perder la esperanza, hace encorvar la mirada y perder
el horizonte.
Los legalistas que se oponen a Jesús, son un
fiel reflejo de todos los que hoy miran de reojo al que está encorvado,
en vez de ir a su encuentro con la liberación que el evangelio le
propone.
No es lo mismo la vida con Dios que sin Dios. No es lo
mismo enfrentar cada día sin contar con Su presencia; de saberse
sostenido por Él. Tantas situaciones en donde necesitamos sabernos
sostenidos por Su Amor; como los momentos de desesperación, de
enfermedad, de soledad, de tristeza.
Si estás encorvado, si
perdiste la esperanza, si te parece que nada tiene sentido. Hoy es un
hermoso evangelio para renovar la esperanza, pero solamente desde Él,
sabiendo que es el único que nos sotiene.
(P. Maximiliano Turri, Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Chascomús, Argentina - Oleada Joven)
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