SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE (1647-1690) nació en L`Hautecour, pequeña aldea de Verosvres, en Borgoña, Francia.
A
los 8 años de edad, al perder a su padre, quien era caballero de la
corte, Santa Margarita María fue internada en una pensión de monjas
clarisas.
Dos años después le acometió una extraña enfermedad que
la mantuvo paralítica mucho tiempo. Sin embargo, cuando cumplió 14
años, un día amaneció completamente curada de manera milagrosa.
Margarita
amó siempre la oración, el silencio y la soledad, pero a partir de
entonces empezó a tener visiones, las cuales venían acompañadas de voces
que ella oía y que la conminaron a consagrarse a una orden.
A
los 24 años, en 1671, ingresó pues al convento de Paray-le-Monial, de la
Orden de la Visitación fundada por San Francisco de Sales, donde
adquirió también el nombre de María.
En 1673, al estar adorando
el Santísimo Sacramento, fue la primera vez que Santa Margarita María de
Alacoque tuvo una manifestación visible de Jesús, lo cual se repitió
durante dos años los primeros viernes de cada mes.
En 1675, en su
visión Jesús tenía el corazón abierto, y Él le dijo: “Éste es el
corazón que tanto ha amado a los hombres… Y en reconocimiento no recibo
de la mayoría sino ingratitud.”
Estas apariciones fuera de lo
común le trajeron al principio la incomprensión de sus superioras y las
burlas de sus hermanas. No obstante, ella reafirmó su apostolado del
Sagrado Corazón, buscando que se estableciera una fecha para venerarlo.
No
fue sino hasta años más tarde, encontrándose bajo la dirección
espiritual del jesuita San Claudio de la Colombière, que éste confirmó
la veracidad de las experiencias místicas.
Gracias a sus empeños,
la devoción al Sagrado Corazón tuvo una difusión amplísima. Santa
Margarita María de Alacoque fue canonizada en 1920 por el papa Benedicto
XV.
SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE nos enseña a seguir con tenacidad la misión que Jesús nos ha encomendado.
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