Escucha
Escucha
en lo profundo del silencio, con la mente en suspenso por unos minutos,
a Ése que grita: “te amo y por eso he puesto ante ti este mundo
maravilloso para que lo cuides y no dejes de dibujarle sonrisas”.
Cuando grita el silencio solo puedes oír: “¡Te quiero!”
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