"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Mt. 9,35-38.10,1.6-8
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las
sinagogas de ellos, proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando
todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo
compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no
tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante,
pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que
envíe trabajadores para su cosecha". Jesús convocó a sus doce discípulos
y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar
cualquier enfermedad o dolencia. A estos Doce, Jesús los envió con las
siguientes instrucciones: "Vayan a las ovejas perdidas del pueblo de
Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los
leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente,
den también gratuitamente".
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