Nació en Cañas (Logroño), España cerca del año 1000.
Ordenado
sacerdote se retiró primero al desierto, después al gran cenobio de San
Millán de la Cogolla, donde fue prior. Allí resistió al rey Don García
de Navarra, que pretendía apoderarse de los tesoros de la iglesia
monacal. Tuvo por ello que huir a Castilla, donde lo recibió don
Fernando I, que le encargó la restauración del destruido monasterio de
Silos, al que rigió durante 28 años.
Santo Domingo demostró ser un
genio organizador con un talento para la restauración. Levantó un
monasterio ideal, y formó, entre otras cosas, una biblioteca llena de
los mejores libros de ese tiempo, transformando aquella casa en un lugar
de trabajo y oración.
Al fin de sus días el monasterio de Silos
era uno de los centros más célebres del mundo, por su virtud y por el
culto de las ciencias y de las artes, del que todavía hoy quedan
valiosos testimonios en los códices y en el esplendoroso claustro
románico admirado por los artistas de todos los tiempos.
Murió en Silos, el 20 de diciembre de 1073 y fue declarado santo en 1076.
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