María,
Madre nuestra, Tú has tenido siempre confianza en los niños y los has
hecho mensajeros del amor de Jesús para la humanidad.
Acoge las
alegrías, los dolores, las esperanzas de los niños del mundo: Abre sus
corazones a los sentimientos de amor, de paz, de fraternidad.
Acompaña la vida de los pequeños, de los débiles, de los marginados con tu ternura de Madre.
Conduce a todos los niños del mundo sobre los senderos de la esperanza donde brilla la luz del Evangelio.
Amén
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