Nació en Poitiers, Francia, a principios del siglo IV; sus padres eran nobles gentiles.
Fue bautizado el año 345 y desde entonces vivió santamente. Fue elegido obispo de Poitiers el año 350.
Después
de su elevación al episcopado compuso antes de partir al destierro en
Frigia, un comentario sobre el Evangelio de San Mateo, que ha llegado
hasta nosotros. Sin embargo, sus principales escritos son sobre el
arrianismo.
San Hilario amaba la verdad sobre todas las cosas y no
escatimaba ningún esfuerzo, ni rehuía alguno por defenderla. Así, San
Hilario defendió ardientemente los decretos del Concilio de Nicea,
cuando éste se vio amenazado por las intenciones del emperador
Constancio quien reunió un concilio de arrianos de Selucia de Isauria, a
fin de neutralizarlo.
Tuvo Hilario numerosos discípulos, el más ilustre de ellos san Martín de Tours, y muchos fueron los herejes que convirtió.
Hilario murió en Poitiers, probablemente en 368.
El
Papa Pío IX, a petición de los obispos reunidos en el sínodo de
Burdeos, declaró a san Hilario Doctor de la Iglesia por sus enseñanzas
sobre la divinidad de Cristo.
Permanezcamos siempre en el destierro con tal que se predique la verdad"
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