"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Mc 9, 30-37
Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que
nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a
ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de
su muerte, resucitará". Pero los discípulos no comprendían esto y
temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron
en la casa, les preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?". Ellos
callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más
grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que
quiere ser el primero debe hacerse el último de todos y el servidor de
todos". Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y,
abrazándolo, les dijo: "El que recibe a uno de estos pequeños en mi
Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe no es a mí al que recibe sino
a Aquél que me ha enviado".
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